martes, 5 de marzo de 2013

Novena hipótesis.


   A continuación voy a hablar sobre algo que se supone que nos hace ser únicos. No quiero centrar la disertación en qué es y dónde está porque sinceramente no lo se, ni me importa. El caso es que sabemos que hay algo porque lo percibimos, pero no lo vemos ni lo tocamos. Tampoco es nada concreto, por eso nos cuesta tanto asignarle un nombre. En cuanto a dónde está, como no es nada concreto, tampoco puede tener un sitio concreto. Pero bueno, estas son mis opiniones sobre las que no he meditado mucho porque ya os digo, no lo se, ni me importa.

   Para empezar, lo primero que me planteo es, ¿soy la misma persona que hace X tiempo? Hace 12 años yo era Alba, hace 15 minutos yo seguía siendo Alba y dentro de 3 segundos seguiré siendo Alba. Pero ¿podría decir que hace 12 años era la misma Alba y que dentro de 12 años lo seguiré siendo? Aquí ya la cosa se va complicando. He cambiado, tanto físicamente como psicológicamente, pero no me he transformado. Sigue habiendo algo en mí que me define, que me hace única, que hace que nadie más pueda ser yo. Esto ocurre en todas las personas. Por mucho que cambien a lo largo de su vida, siguen siendo los mismos.
   Cuando he escrito la última frase del párrafo anterior, he puesto instintivamente "...siguen siendo los mismos". Aunque pensándolo mejor, ¿de verdad seguirían siendo los mismos? A primera vista diría, sí claro, hay algo que queda igual, que es lo que nos definiría y nos haría únicos, porque si cambiáramos completamente, no seríamos los mismos. Pero siguen surgiéndome preguntas, la cosa no me convence. ¿Y si esto que nos hace únicos varía también? Entonces ya no seríamos los mismos. ¿Puede esto ocurrir? 
   Pongamos un ejemplo: yo tenía una muy buena amiga en mi infancia con la que pasaba mucho tiempo. Pero fueron pasando los años y nos fuimos distanciando. Hoy en día hablo con ella muy de vez en cuando, y no percibo lo mismo. Se llama igual que mi amiga del alma, es el mismo cuerpo, aunque cambiado. Sé que es ella porque he visto su transformación a lo largo del tiempo. Pero ¿y si me vendaran los ojos, y le cambiaran la voz, le cortasen el pelo y no hubiera forma de saber que es ella? Lo que me transmite no es para nada lo mismo que muchos años atrás. ¿Entonces, se ha transformado, ha cambiado ella, he cambiado yo? ¿Qué ha pasado? Lo que ha cambiado es la forma en que nos vemos la una a la otra, forma de tratarnos, lo que pensamos la una de la otra,etc. Ha cambiado la relación que teníamos. ¡Pero sé que es ella porque la conozco!
   Llegados a este punto, no sé qué pensar. Dudo de todo, incluso de lo que acabo de escribir. No quiero saber quién tiene razón y quién no. Me da igual lo que sea o dónde se encuentre. Incluso se me ocurre pensar que no hay nada, que es nuestro cerebro el que nos engaña, nuestro subconsciente el que nos lo dice. Si tu ves el mismo físico, piensas que son la misma persona (como pasa a veces con los gemelos, que se confunden). Si ves que se comporta igual que hace un rato, piensas que es la misma persona. Si percibes lo mismo, piensas que es la misma persona.
   Para mí esto funciona así: los sentidos perciben estas informaciones que mandan al cerebro. Este lo traduce y relaciona a la persona que tienes enfrente con algo similar que esté en tu memoria. Si ya lo conocías, esta persona estará en tu memoria y el cerebro lo relacionará. Si por el contrario no conoces al sujeto, el cerebro no sabrá como relacionarla con alguno de tus recuerdos. Y, ¿no os a pasado alguna vez que acabáis de conocer a alguien y esta persona tiene un gesto, una forma de andar o algo que os recuerda mucho a otra persona? Supongo que el cerebro nos obliga a relacionar pequeños detalles que tenemos almacenados en la memoria para intentar enterder la "realidad".

   Escribir esta disertación me ha ayudado a meditar más profundamente sobre este tema. Empecé pensando que había algo dentro de nosotros que nos hacía únicos, que nosotros podíamos cambiar pero algo quedaba invariable de forma involuntaria. Sin embargo, me doy cuenta de que pensaba eso porque era lo más razonable, lo más fácil de creer. Sin embargo, al no encontrar la verdadera definición de ese algo, pensé que podía no se un algo, de ahí mi conclusión. Puede que suene absurdo, pero las nuevas cosas siempre parecen absurdas.

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